Publicación: Aportes de Mova a las prácticas pedagógicas de los docentes en contextos educativos en la ciudad de Medellín. Un aporte desde el Trabajo Social
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Resumen
El desarrollo tecnológico y las formas de comunicación instantánea que se presentan en este mundo globalizado dan cuenta de que todo cambia y se moviliza a un ritmo insospechado y esto sobrelleva a nuevos desafíos, la educación no es ajena a esta realidad. La UNESCO en su informe sobre la educación del siglo XXI plantea que: “la educación constituye un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad y justicia social” (Delors, 1996, p .7). En este sentido la educación se convierte en un eje transversal que convoca a un trabajo colaborativo entre organismos internacionales, nacionales, gubernamentales y no gubernamentales a trabajar por una educación con calidad, equitativa y de fácil acceso. De igual manera la UNESCO en su informe “La educación esconde un tesoro” elaborado por el Comité Internacional aduce que “la educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser” (Delors, 1996, p. 34). Es decir, que la educación no solo es inundar de conocimiento y significados memorizados y grabados que dan solo cuenta de una de las tantas inteligencias que posee el ser humano, es trascender en el reconocimiento del otro y su experiencia, es trabajar con el otro, crear, investigar, innovar y generar espacios de reflexión frente a las realidades cambiantes y sus desafíos y así; construir nuevas formas más incluyentes y pluralistas. En Colombia “la educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura” (Constitución Política de Colombia, 1991, art 67). La educación se despliega como garante del desarrollo de las capacidades, aptitudes y actitudes que conllevan al fortalecimiento de los diferentes procesos que permitan experiencias sociales significativas dentro y fuera de los entornos educativos, para tener una mirada más amplia de los contextos y sus implicaciones en las cotidianeidades, generando nuevas propuestas pedagógicas. Así mismo la Ley General de Educación en su artículo 1 anuncia que “la educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes.” (Ley General de Educación, 1994, p.1). Se muestra así la formación integral en todas las dimensiones del ser humano y el desarrollo de sus capacidades no solo para reproducir un modelo económico lucrativo sino para la construcción de seres humanos que consideren y promuevan las practicas empáticas, como bien lo nombra Martha Nussbaum “una buena educación puede llevar a los jóvenes a sentir genuina compasión por las necesidades de los demás, y puede conducir a verlos como personas con derechos iguales a los suyos. No solo generar conocimiento para seguir modelo sino para crear” (El Heraldo, 2015, párr. 25).