Efectos fisiológicos del ejercicio en adultos mayores con y sin discapacidad intelectual
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Roldán Aguilar, Elkin Eduardo | 2020-10-07
El ejercicio físico regular puede disminuir la progresión en la
pérdida de la capacidad funcional y el deterioro de la salud del
adulto mayor. El modelo de envejecimiento activo ha demostrado
su efectividad para promover la salud y la funcionalidad a través
del aumento de los niveles de aptitud física (Correa et al., 2012). frente a las demandas establecidas por su entorno, sin cansarse
en forma desmedida (Alves et al., 2004). En el adulto mayor es
necesario un cierto nivel de aptitud física, como un requisito previo
para realizar los dos tipos de actividades propuestas y poder tener
funcionamiento independiente y autocuidado (Peña et al., 2009).
Adicionalmente, con la edad se presenta el deterioro no solo
en la aptitud física, sino también de la capacidad cognitiva, así,
las enfermedades neurodegenerativas pueden llegar a producir
discapacidad, alteraciones en la calidad de vida e incrementos en
los costos del cuidado de la salud (Hilgenkamp et al., 2010).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Alzheimer
Disease International (ADI) declararon en el 2012 que, debido
al envejecimiento de la población, se espera que aumente
la cantidad de personas con deterioro cognitivo leve (DCL) o
demencia (Batsch y Mittelman, 2012). Actualmente, hay unos
diez millones de casos nuevos de demencia cada año, un número
que aumentará aproximadamente a 131,5 millones de casos
de demencia prevalente en 2050 (Prince et al., 2015). Estos
números, de rápido crecimiento, tendrán un gran impacto social
porque impondrán una alta carga económica en la atención de la
salud (Winblad et al., 2016). Por lo tanto, la OMS hace un llamado
para tomar medidas globales contra el deterioro cognitivo y
la demencia, alentando a los gobiernos de todo el mundo a
centrarse en la prevención, en aquellas estrategias que modifican
las enfermedades, y a mejorar los servicios de atención médica
(OMS, 2016).
El deterioro cognitivo muestra una disminución del rendimiento
de las capacidades mentales o intelectivas, además de un declive
o merma respecto al nivel de funcionamiento físico (Pérez,
2005, párr. 5), así pues, el deterioro cognitivo leve (DCL) es la
fase de transición entre el funcionamiento cognitivo normal y
la demencia, caracterizada por un deterioro cognitivo que es
mayor de lo esperado considerando la edad y la educación de una
persona, aunque sin una interferencia notable en las actividades
de la vida diaria (Belleville et al., 2006). Las tasas de conversión
anuales de DCL a demencia varían entre 5 y 20 %, dependiendo de la muestra estudiada y la duración del seguimiento (Langa
y Levine, 2014). La demencia, por su parte, se caracteriza por
un deterioro cognitivo progresivo y severo, déficits motores y/o
problemas de comportamiento que causan una disminución
en las actividades de la vida diaria (ADL) (Nilton et al., 2012).
Una variedad de neuropatologías subyace a los síndromes de
demencia, siendo la enfermedad de alzheimer la causa más
común en los adultos mayores, pues representa el 60-80 % de
todos los casos de demencia, seguida de la demencia vascular
(ADI, 2015). Hasta ahora, las terapias farmacológicas solo alivian
los síntomas de demencia, pero no modifican la progresión de la
enfermedad (Feldman et al., 2007; Kavirajan y Schneider, 2007;
Versijpt, 2014).
Algunos estudios evidencian que el ejercicio físico puede ayudar
a preservar o incluso mejorar la función cognitiva en adultos
mayores sanos (Angevaren et al., 2008; Colcombe and Kramer,
2003; Smith et al., 2011; Voss et al., 2011), algunos de los efectos
positivos del ejercicio son: aumento de los volúmenes de la
corteza prefrontal (Colcombe et al., 2006) y el hipocampo anterior
(Dietrich, 2006), y mejora de la neurogénesis (Nokia et al., 2016) y
la angiogénesis (Lange-Asschenfeldt and Kojda, 2008). Además,
el ejercicio reduce los factores de riesgo cardiovascular (Rovio
et al., 2005). En contraste, la investigación sobre los efectos del
ejercicio físico en adultos mayores con DCL o demencia son
menos abundantes y varían en eficacia (Forbes et al., 2015; Groot
et al., 2016; Heyn et al., 2004; Mandolesi et al., 2018)
Un metaanálisis reveló beneficios significativos de las
intervenciones cognitivas y físicas combinadas, en comparación
con el entrenamiento con ejercicios individuales y un grupo de
control, sobre la función cognitiva general en adultos mayores
sanos (Zhu et al., 2018). Mientras que una revisión cualitativa
evidenció algunos beneficios de las intervenciones combinadas en
poblaciones con deterioro cognitivo, sin embargo, la evidencia fue
limitada cuando la evaluación incluyó la comparación con grupos
de control activos (Law et al., 2014). Además, las conclusiones
extraídas de esta revisión cualitativa se basaron en los niveles informados de significancia estadística sin considerar la magnitud
de los efectos observados. Por lo tanto, se necesitan estudios más
recientes que aclaren la eficacia de las intervenciones combinadas
de ejercicio físico y cognitivo sobre la función cognitiva global en
adultos mayores con DCL o demencia
La aptitud física se ha definido entonces como un estado de
bienestar, con energía para poder participar en una gran variedad
de actividades laborales, recreativas y cotidianas para hacer
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